Con las restricciones de liquidez, el mayor rigor de las entidades financieras a la hora de otorgar créditos, sumado a la constante subida de los tipos de interés, se ha vuelto a despertar el virus de la morosidad que hasta hace poco vivía aletargado. Las estadísticas de los últimos meses revelan un fuerte aumento de los impagos empresariales y de los retrasos en el pago de las facturas vencidas. Esta problemática se está agudizando de forma preocupante en algunos sectores, verbigracia en el de la construcción.
La veterana aseguradora Crédito y Caución ya ha lanzado varios mensajes alertando de la oleada de impagos que va a afectar a las empresas, en el último comunicado revela que el empeoramiento de los niveles de impago se ha situado en este año en el 9,3% frente al mismo período del 2006. Y este tipo de avisos no debería nunca caer en saco roto ya que la compañía de seguros de crédito sabe perfectamente cuando se avecina una tormenta de morosidad.
Una de las inversiones más importantes que hacen las empresas es la efectuada en cuentas de clientes dentro del realizable, puesto que los derechos de cobros y créditos comerciales suelen representar una inversión muy importante y en muchas ocasiones las empresas no son plenamente conscientes de ello. El credit management es la disciplina empresarial que se ocupa de gestionar esta importante masa del activo circulante, protegiendo la inversión más importante que hacen las empresas y procurando que sea rentable.
Asimismo la rentabilidad de todo negocio depende en gran medida de la duración del período de maduración del dinero, es decir del tiempo que transcurre entre que el dinero sale de la empresa hasta que vuelve. El ciclo de maduración depende en gran parte del tiempo que tarda la fase de cobro a clientes y de la evolución del flujo de cobros. El objetivo que ha de tener toda empresa es acelerar al máximo la entrada de los cobros y para ello debe adoptar los procedimientos que optimicen los flujos de cobro de las ventas, y a su vez aumentar la liquidez y mejorar la tesorería reduciendo los gastos financieros y las necesidades de financiación de los recursos invertidos en cuentas de clientes.
En la actualidad, hay varias generaciones de jóvenes directivos y emprendedores catalanes que no saben lo que es una crisis ya que jamás han vivido una en edad adulta. A lo largo de mi vida ya he experimentado tres grandes crisis económicas, que provocaron en su momento sendas epidemias de morosidad. La primera, a mediados de los setenta, provocada por la guerra entre los países árabes e Israel y el embargo del petróleo de los exportadores árabes que multiplicó por cinco el precio del crudo. La segunda estalló en 1981 por la guerra entre Irán e Irak. Y la tercera fue provocada por la guerra del Golfo en 1991, y llevó la cotización del barril a 38 dólares. El trienio negro para la economía supuso un serio revés en general y para el crédito en particular. Un gran número de empresas se declararon en suspensión de pagos o en quiebra lo que provocó que miles de acreedores no pudieran cobrar sus facturas. La recuperación económica posterior ha significado un ciclo de bonanza económica que ha durado 12 años, lo que ha reducido notablemente las insolvencias y los problemas de morosidad. La economía catalana se ha beneficiado de uno de los ciclos expansivos más intensos que se recuerdan, sin embargo en 2007 se está produciendo un importante repunte de la morosidad, provocado por factores coyunturales, o sea por el aumento de los tipos de interés y la falta de liquidez en el sistema, el incremento del precio del petróleo y la desaceleración de la actividad económica en algunos sectores.
Las aseguradoras de crédito, que son las compañías que poseen el mejor observatorio para detectar un posible aumento de la morosidad, ya han lanzado los primeros avisos del importante incremento de los retrasos en el pago de las facturas comerciales. Estas informaciones no deben caer en saco roto, y es conveniente que las empresas catalanas tomen buena nota y, ahora que todavía están a tiempo, adopten las medidas preventivas necesarias para evitar futuros percances y reactiven los departamentos de credit management.
Pere J. Brachfield, morosólogo, Profesor de finanzas de EAE, Escuela de Administración de Empresas y director del Centro de Estudios de Morosología.
Pere J. Brachfield
www.morosologia.com
La veterana aseguradora Crédito y Caución ya ha lanzado varios mensajes alertando de la oleada de impagos que va a afectar a las empresas, en el último comunicado revela que el empeoramiento de los niveles de impago se ha situado en este año en el 9,3% frente al mismo período del 2006. Y este tipo de avisos no debería nunca caer en saco roto ya que la compañía de seguros de crédito sabe perfectamente cuando se avecina una tormenta de morosidad.
Una de las inversiones más importantes que hacen las empresas es la efectuada en cuentas de clientes dentro del realizable, puesto que los derechos de cobros y créditos comerciales suelen representar una inversión muy importante y en muchas ocasiones las empresas no son plenamente conscientes de ello. El credit management es la disciplina empresarial que se ocupa de gestionar esta importante masa del activo circulante, protegiendo la inversión más importante que hacen las empresas y procurando que sea rentable.
Asimismo la rentabilidad de todo negocio depende en gran medida de la duración del período de maduración del dinero, es decir del tiempo que transcurre entre que el dinero sale de la empresa hasta que vuelve. El ciclo de maduración depende en gran parte del tiempo que tarda la fase de cobro a clientes y de la evolución del flujo de cobros. El objetivo que ha de tener toda empresa es acelerar al máximo la entrada de los cobros y para ello debe adoptar los procedimientos que optimicen los flujos de cobro de las ventas, y a su vez aumentar la liquidez y mejorar la tesorería reduciendo los gastos financieros y las necesidades de financiación de los recursos invertidos en cuentas de clientes.
En la actualidad, hay varias generaciones de jóvenes directivos y emprendedores catalanes que no saben lo que es una crisis ya que jamás han vivido una en edad adulta. A lo largo de mi vida ya he experimentado tres grandes crisis económicas, que provocaron en su momento sendas epidemias de morosidad. La primera, a mediados de los setenta, provocada por la guerra entre los países árabes e Israel y el embargo del petróleo de los exportadores árabes que multiplicó por cinco el precio del crudo. La segunda estalló en 1981 por la guerra entre Irán e Irak. Y la tercera fue provocada por la guerra del Golfo en 1991, y llevó la cotización del barril a 38 dólares. El trienio negro para la economía supuso un serio revés en general y para el crédito en particular. Un gran número de empresas se declararon en suspensión de pagos o en quiebra lo que provocó que miles de acreedores no pudieran cobrar sus facturas. La recuperación económica posterior ha significado un ciclo de bonanza económica que ha durado 12 años, lo que ha reducido notablemente las insolvencias y los problemas de morosidad. La economía catalana se ha beneficiado de uno de los ciclos expansivos más intensos que se recuerdan, sin embargo en 2007 se está produciendo un importante repunte de la morosidad, provocado por factores coyunturales, o sea por el aumento de los tipos de interés y la falta de liquidez en el sistema, el incremento del precio del petróleo y la desaceleración de la actividad económica en algunos sectores.
Las aseguradoras de crédito, que son las compañías que poseen el mejor observatorio para detectar un posible aumento de la morosidad, ya han lanzado los primeros avisos del importante incremento de los retrasos en el pago de las facturas comerciales. Estas informaciones no deben caer en saco roto, y es conveniente que las empresas catalanas tomen buena nota y, ahora que todavía están a tiempo, adopten las medidas preventivas necesarias para evitar futuros percances y reactiven los departamentos de credit management.
Pere J. Brachfield, morosólogo, Profesor de finanzas de EAE, Escuela de Administración de Empresas y director del Centro de Estudios de Morosología.
Pere J. Brachfield
www.morosologia.com